viernes, 23 de agosto de 2013

La Mentira Más Grande

Él miraba a ese hombre, que a pesar de que más de seis décadas hubiesen sido testigos fieles de cada uno de sus pecados, parecía que en los últimas décadas pasara a lo mucho un año por cada lustro sobre él, y solo mostraba un poco más de dos tercio de su edad. 
El hombre solo reía de la ironía de tan absurda reunión familiar; él la hubiese deseado un poco distinta, pero su vástago que le miraba con una seriedad ligeramente fingida, como la de un lagarto cornudo que prefiere mantener la calma antes que huir frente al depredador; se mostraba inmóvil  y tratando de evitar las fracturas que sus rotos nervios dejaran entrever en su voz; tal vez sería más fácil si no estuviese justo en el tope de la mirilla de un arma.
El constante enfrentamiento de padre e hijo, que existe en la naturaleza, era lo que esa noche regia en aquella casa residencial, un encuentro, que el hombre mayor había preparado meticulosamente, tanto como Beethoven una sinfonía, así escribía el silencio en las vidas de aquellas jóvenes  y un puente modulante a sus familias hacia un deprimente estado, para así realizar el trazo final a su obra maestra que con el color escarlata de un enorme número de personas había construido. Solo faltaba llegar al fin práctico de la misma, que era el de atraer ante sí al afamado doctor de la muerte, aquel que no podía evitar esa pasión por entender a gente como su padre que se encontraba frente a él, que buscaba entender como sucedía todo, pero tenia miedo de experimentar ese momento; no por que fuese algo cruel, sino por que presentía que lo disfrutaría, tal vez hay cosas en la genética que no entendemos que nos llevan a disfrutar de cosas tan perversas como las que u padre realizaba. 
Aquel asesino empezó a bosquejar la trasmisión del secreto de su gran éxito a su hijo. -Soy el único, y probablemente el último hombre completamente libre que conocerás.-


John Katzenbach en su libro Juegos de Ingenio no habla de un famoso perfilista, es contratado por un intento de nuevo estado, para que capture a su padre, un asesino en serie.
Como prólogo de esta publicación describí una escena en la que por fin se encuentran, y donde el padre le dice al hijo, que él es la única persona realmente libre; pero ¿Por qué dice eso?, según mi análisis del mismo libro la historia principal es de hecho la parte secundaría de lo que realmente pretende expresar el autor es la decadencia de la civilización norteamericana, ya que remarca mucho el como se tiene que vivir siempre cargando un arma, el como los asaltos se encuentran a la luz del día, la facilidad con que se comete un asesinato, el poco interés de las personas por ayudar a otros, entre muchas otras cosas. Pero principalmente intenta expresar el hecho de que se vive con miedo a salir de la casas, de que necesitamos instalar seguros y candados en nuestras puertas y mantenerlos cerrados, las ventanas con protecciones metálicas, e incluso sistemas de seguridad.
La situación es tan critica que se un grupo de empresarios y políticos cansados de esta mala vida intentan crear un estado cincuenta y uno, en el cual los crimines serán casi nulos, debido a que escogen a personas que deseen vivir tranquilas, que pretendan vivir con los valores que se ha nido perdiendo  con el tiempo, y que incluso renuncian a ciertos derechos con tal de vivir en un territorio seguro, amurallado, donde solo habiten personas que pretenden llevar una vida tranquila.... un lugar utópico.
Pero ese reflejo no es solo el espejo de una sociedad norteamericana, puedo hablar por lo menos por mi país donde la vida se ha vuelto de ese modo.

-Es que los niños de ahora, no conocen lo bello de jugar los juegos clásicos- replicaba él -Se la pasan pegados a los videojuegos, no socializan como antes ahora todo es por medio de las redes sociales; todo es culpa de los aparatos nuevos, la gente del futuro vivirá encerrada.

Creo que no es culpa de los aparatos -bueno no del todo-, creo que más bien es culpa de la delincuencia la gente vive encerrada en sus casas por que tiene miedo a salir, los niños no pueden jugar en las calles por que los padres tienen miedo a que sean separados de ellos y jamás verles de nuevo; o peor aún que sufran un destino que no le desearíamos ni a nuestros peores enemigos -o tal vez sí se los deseemos-.
No conozco los sistemas de justicia de otros países pero me permito hablar por el de México; un sistema que hace todo lo posible, por extinguir el fervor de continuar con una denuncia que lleve ante los tribunales a quien cometió la osadía de delinquir; para que al desistir el delincuente no vaya a prisión; poniendo un gran número de obstáculos, sin contar el tiempo y dinero que hacen perder al denunciante en su gran travesía por enjaular  al maleante.

-Después de haber encontrado in flagranti a aquel joven enclenque pero bastante ladino, mientras intentaba perpetrar el robo de nuestro automóvil  casi como un pequeño mono se hecho a correr, que a pesar de su debilidad física es capaz de correr más rápido que una liebre y trepar tan ligero como que un gato; de alguna forma lo acorralamos como una camada de feroces animales a su presa rodeándolo a distancia; pareciendo obra divina un patrulla iba pasando en ese momento. 
Pasado ya más de medio día en las procuradurias, los uniformados delincuentes que tienen más poder que los que roban en las calles, nos comentaron en forma de burla -¿De verdad va a denunciarlo? Déjelo así, usted batallará menos.- 
Pero la estulticia de aquel hombre solo le permitió pensar -No importa lo difícil que sea, yo le tengo que encerrar, para que aprenda de sus errores; tal vez él no sea el culpable del hurto de las siete baterías de auto de las que me han despojado, me encuentro harto de esta injusticia.-
Y a pecar de todo la terquedad similar a la de las mulas, lo llevo a no desistir y llevar todo a juicio varios días después.

Dicen que la razón de que sea difícil llevar los criminales a juicio es que ya no caben en las cárceles y el gobierno hace lo posible por no encerrarlos, por poner trabas para esto, ya que a todos nos cuestan esos delincuentes viviendo allí.
Aveces desearía poder rondar por las calles acabando con los maleantes, infundiendo en ellos el temor al crimen como aquel vigilante nocturno de Ciudad Gotham, que simulando ser un demonio con un traje oscuro y una gran capa, les aterrorizaba, los inmovilizaba y entregaba a la policía, aunque con el sistema policíaco de mi país probablemente sería mejor acabar con la vida de quien pretenda cometer un crimen en la ciudad, igual nadie intentaría acusar a quien se deshace de la basura, y mucho menos con un sistema de justicia tan risible.
Aunque para llevar a cabo una tarea como esa, si hay que ser un acaudalado hombre como el señor Wayne, un hombre libre de verdad, capaz de hacer lo que quiere y como quiere.

Dijo Platon en uno de sus diálogos -Solo el hombre ignorante de lo que es correcto, cometería un crimen.- Creo que realmente se equivocaba, hay mucha gente que a sabiendas de lo incorrecto de sus actos no se detiene al cometerlos, y aunque todos alguna vez hemos hecho o algo ilícito, o algo que aunque no se marque en las leyes sabemos que no es lo correcto, creo que los verdaderos criminales son quienes abusas de cometer este tipo de actos.

Hace poco más de cien años las personas vivían, libres, sin tener que enclaustrarse en  sus casas, ni siquiera cerraban las puestas por las noches, las personas caminaban sin miedo por los caminos, e incluso los extraños viajeros pedían asilo y no importaba su procedencia -bueno a menos que fuera del pueblo que consideraban un rival o que veían con malos ojos, como a los samaritanos.-; sin embargo hoy en día eso ya no es posible, hay ciudades que tienen toque de queda en cuanto muere la tarde; he visto tristemente jardines de niños que en el tope de sus murallas tienen instaladas alambras de púas electrificadas, parecen cárceles.
Y eso mismo es lo que nos dice Katzenbach en su libro, los seres humanos hemos llegado a escoger un cautiverio voluntario para ser libres, a diferencia de los animales que con certeza prefieren dejar atrás las jaulas para vivir en libertad plena.
Tal vez solo siendo completamente adinerados como el maestro asesino de Juegos de Ingenio o el ,multimillonario Bruce Wayne, se pueda ser realmente libre -Aunque estos personajes son pura ficción.-, al final Katzenbach solo nos quería decir que la mentira más grande es...

LA LIBERTAD.


Lhurgoyf